lunes, 26 de diciembre de 2011

Un fragmento de Franny y Zooey – J.D. Salinger

Lo que pasaba era que se me metió en la cabeza la idea, y no podía quitármela, de que la universidad era sólo un lugar necio e inútil más en el mundo dedicado a acumular tesoros y todo eso. Quiero decir que los tesoros son tesoros, por amor de Dios. ¿Qué diferencia hay en que los tesoros sean dinero, o propiedades, o incluso cultura, o incluso simples conocimientos? Todo me parecía exactamente lo mismo, si quitamos la envoltura… ¡y me lo sigue pareciendo! A veces pienso que el conocimiento, al menos cuando es conocimiento por el conocimiento en sí, es lo peor de todo. Desde luego, lo menos excusable –nerviosamente, y sin ninguna necesidad, Franny se echó el pelo hacia atrás–. Creo que no me habría deprimido tanto si una vez de cuando en cuando, sólo una vez de cuando en cuando hubiese al menos una pequeña implicación rutinaria de que el saber debe conducir a la sabiduría, y que de no ser así, ¡no es más que una asquerosa pérdida de tiempo! ¡Pero nunca la hay!

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