miércoles, 28 de marzo de 2012

Dilema

Y si lo que pienso que estoy  soñando es en realidad mi vida; Y si lo que estoy viviendo es mi sueño o el sueño de  mi sueño o el de vaya a saber quien...


¿Que golpeaba dentro?

Escuchó un ruido, no se había dado cuenta hasta que se dio cuenta que no lo escuchaba más, ahí recién escucho ese ruido sordo que había quedado en el medio de la nada.

Le extrañó el golpeteo agresivo de una puerta, ruido abandonado y primigenio, desamparado, desprevenido, desprovisto  de procedencia y ajeno entrañablemente a cualquier otro  sonido.No pudo creer que semejante ruido viniera de afuera..

Antes tenia dudas, ahora no sé

Yo no se lo que no se,
porque si lo supiera 
ya lo sabría.

No sé, quien sabe...


Tendría que saber lo que  no sé para saberlo, pero ya no sabría de nuevo lo que no sé.



¿No sé  lo que quiero?

martes, 20 de marzo de 2012

Lo que pasó esa tarde Doctor fue....

No ha sido fácil desde entonces ¿usted que creía? Yo le advertí más de una vez que iba a suceder, pero nadie me creyó.  Tal vez no tenga por qué darle explicaciones, pero usted me ha caído simpático Doctor Roggero, además me lo ha recomendado mi cuñada y me ha asegurado que es de confianza, ya sabrá la situación, no me gusta andar pregonando nuestras intimidades, muchas conjeturas se han avecinado en estos últimos años por parte de la gente, pero que no le quepa la menor duda, que solo Dios sabe lo que pasó esa tarde.

 El chico no venía bien, y eso que con mi marido le hemos criado con todo el cariño habido y le hemos enseñado todo lo que humildemente  sabíamos, para que sea un hombre de bien, hecho y derecho, como Dios manda, así y todo no ha habido caso, últimamente el niñito se comporta extraño, casi que no habla, pasa muchas horas en su habitación encerrado, vaya a saber uno lo que hará el mocoso. Antes era bastante ducho y despierto, pizpireta y cascabel del hogar lo llamábamos, pero desde esa tarde, usted sabe Doctor, que el chico ya no ha sido el mismo.
Desde esa tarde( …)
esa tarde….
 yo y mi marido íbamos( … ) íbamos
esa tarde mi niño ( … )

Como le decía, el chico ya ni siquiera nos  mira cuando le hablamos, y no hay forma que nos escuche, se comporta de una manera rara, como si fuera un desconocido, es por eso que yo le estoy confiando esto a usted, para que nos ayude a ver si de alguna manera se pueda hacer algo.  Yo no le he querido exigir demasiado ni atosigarlo de preguntas, pero soy la madre e ineludiblemente me preocupa la situación. Y como si fuera poco, estos últimos días le ha subido la temperatura, así que ni se imagina como he estado yendo y viniendo entre médicos y remedios, porque la fiebre le hace alucinar un poco y no quiero que empeore más de lo que está. Anoche estaba que ardía el pobrecito, no pegamos un ojo con mi marido,y por ahí balbuceaba alguna que otra palabra: me quemo, me quemo, le alcance a entender mientras le ponía unos paños fríos en la frente, yo estaba desesperada doctor, imagínese y era lógico, no había manera que le bajara la temperatura, ni siquiera la ducha fría. Volaba de la fiebre mi chiquito.Con mi marido hemos intentado de todo, agradezca que somos una familia unida y no un matrimonio que a la primera se corrompe, esto no nos había pasado nunca, pero con mi marido hemos decidido, luego de largas charlas, que definitivamente mi niñito necesita ayuda de un profesional psiquiátrico como usted Dr. Roggero.

¿Usted qué piensa? Quiero que me diga que tenemos que hacer, porque yo ya no doy abasto.

 - Pero señora, acá en el informe dice que usted es viuda y que nunca ha tenido hijos.

viernes, 16 de marzo de 2012

Nada es tan cierto como la duda misma

¿Era probable? ¿Cabría alguna posibilidad? No lo podría saber ¿Podría haber sido de otra forma? Quizás, y de eso no me cabe duda...


Hay tantas maneras de encaminarse, que es allí donde nos encontramos presos de nuestra propia libertad, elegir nos hace esclavos,nos condena, siendo súbditos de nuestras mismísimas dicotomías y contradicciones que nos parten las posibilidades reduciéndonos a un miserable insecto sin otra alternativa de dejarse atrapar o huir, huir escurridizamente si es que no es cazado de un zarpaso en el intento. ¿Quién sabe? que alguien me diga si el augurio de nuestro destino  puede saberse de antemano, de todas maneras, no lo querría saber. Si me dieran a elegir, elegiríra no elegir , Elegir nos condena, elegir nos quita libertad. Nos recluta a una sola verdad, quedando fronterizos sin atrevernos ir más allá. Si me dieran a elegir, elegiríra no elegir y dudaría, dudaría más de lo que dudo, y me preguntaría más de lo que me pregunto, incursionaría en el umbral de lo que hay más allá de las respuestas, de las opciones, de lo que somos, de lo que tenemos, me zambullaría entre mis incertidumbres y vacilaría y cuestionaría y te cuestionaría.

La duda me hace bailar, me moviliza a buscar y andar, la duda es una ramera que deambula de pieza en pieza.
Soy una dudadora innata, dudadora ambivalente e infinita. Yo que me dejo conquistar por la duda agazapante que de nada pretende convencerme, yo que tanto dudo,  no puedo tolerar a los indudables presumidos, a las incipientes  respuestas, a los que pretenden la verdad, a los que aseguran severamente .
De lo único que no tengo dudas, es que 
nada es tan cierto como la duda misma. 










domingo, 11 de marzo de 2012

El día que tú no ardas de amor, muchos morirán de frío

La noche aún estaba despierta y me conmovió un escalofrío que súbitamente me  había recorrido el cuerpo de arriba a abajo perforando mis huesos.Una escarcha absurda había increpado la habitación dejandome enajenada y atónita ante tan descabellada y flemática helada que sin pedir permiso se me había metido entre las sábanas. Y era de esos fríos inescrupulosos que te rajan la piel y de a pedazos se te van cayendo los pellejos,de esos fríos que te dejan con temblores espasmicos casi convulsivos  y los labios morados como si estuvieran pintados , parece la sangre congelarse y las entrañas paralizarse. Era ese  frío que te deja perturbada  y suscita a lo mas cavernoso que mora en lo mas hipotérmico de tu interior   Ya casi me encontraba inmóvil, sucumbida ante los fantasmas escalofriantes de la noche que habían congelado los infortunios en un gran bloque de hielo arrojándolos encima  de mi pecho dejandome   petrificada. Aun seguí respirando y viendo el humo como salia en cada exhalación agonizante y frágil, mientras que el vidrio se empañaba del miserable despropósito de morir de frío en primavera. Continué unos minutos endurecida e intenté volver a conciliar el sueño, pero es que era ese frío que te zamarreaba poniéndote en guardia sin que puedas al menos parpadear. Era de esos fríos desquiciados y atormentados
No había escuchado quejarte del frío esa noche o parecía no impedir  tu sueño, nunca te percatarías de cubrirte  aunque el frío te este atrofiando los músculos, así que me acuné a tu lado para sentir un poco de calor de tu cuerpo exorbitante entre tu pecho tupido.
 Y allí te hallé, al costado de mi cama, perecido de vida, emanado hielo de tus poros, propagando escarcha en toda la habitación, con tu rostro pálido y el cuerpo entumido.

jueves, 8 de marzo de 2012

Moriré bajo una condición

Si hay algo que no puedo pedirte es una tregua, tal vez me hayas dado varias, y las he ignorado, aunque no lo creo, nunca das nada a cambio de algo, como buena usurera que eres y esta es la primera vez que estamos frente a frente y me encuentro suplicando a tus pies.  Te esperé algunas veces que vinieras, hasta que debo decirte que en algunos momentos fuiste mi única esperanza, y más que nunca cuando la languidez de la oscuridad me carcomía en la noche trémula y sola y las inmundicias, las inmundicias de los cajones empodrecían mi habitación, te desee como nadie lo podría haber hecho cuando se me venían abajo los pedestales que yo misma había trepado.
Quería que estuvieras presente, tanto, que hasta de cuando en cuando te soñaba. Te asemejabas a un ángel  salvador que me tomaba de un brazo y  me lanzaba lejos de lo pedestre, ajenos del dolor me sumías. Y otras veces te veía oscura, vengadora e injusta, allí no podía agudizar tu rostro pero alcanzaba a divisar una mirada impenetrable y algo maquiavelico entre tus entrañas.
 En un momento de desesperación, pensé en ir a buscarte, pero preferí que vinieras espontáneamente sola. 
 Solo una vez, tuve la sensación de que  llegarías, pero hoy estoy convencida que simplemente ha sido hasta la misma ilusión y paranoia frenética de  que por fin te aparecieras.
Pero paso el tiempo y me olvidé de tu persona, me costó debo admitirlo, es que era difícil no recordarte al escuchar hablar siempre a la gente de tus  calamidades,  con un respeto implacable, por supuesto, aunque algunos realmente parecían asustados o enojados al nombrarte.  Entendí  al fin que vendrías, era una certeza un poco incierta. De seguro que llegarías  pero no sabría cuando, es que eres la persona mas impredredecible e inexorable que nunca he conocido ni siquiera en mi vida, porque no existe en ella, es que estas tan muerta como la muerte misma que eres.  Todavía no vivo la vida, y quieres que muera esta muerte,que karma me arrastraré de mi otra muerte para que vengas tan despechada y atrevida de esta manera a burlarte de mi vida? Si hay algo que no he elegido en mi existencia ha sido  nacer y morir por eso entonces te suplico que al menos me dejes morir como yo quiera morir, así como me lo ha permito la vida vivir como he querido vivir.

sábado, 3 de marzo de 2012

PARANOIA


El silencio estaba haciendo mucho ruido esta tarde, ya se me había hecho intolerante de escuchar así que encendí la radio para apaciguar el sonido impetuoso y molesto de ese silencio angustiante.
¿Dónde se habrá ido? Me indague al voltear las sábanas sucias empapadas de semen acumulado que aun conservaban el olor desenfrenado a homicidios cautivos entre las rajaduras del colchón.
No debe estar muy lejos, pensé, ha dejado todas sus cosas aquí, y su ropa todavía está impecable en el armario, guardaré su cartera  por si regresa.
La voy a esperar, mientras cocinaré algo, aunque tengo el estómago un poco revuelto pero a lo mejor cuando ella vuelva  tendrá hambre, por las dudas se lo voy a dejar listo en la heladera.
¿Y si no viene? ¿Y si no regresa nunca más? No, no puedo perderla. Mejor saldré a buscarla. Sí, eso voy hacer, la voy a ir a buscar.
Vagaré por toda la ciudad hasta que la encuentre y cuando la vea la tomaré  fuerte de un brazo y me la traeré a la casa, todos los días me hace lo mismo, y siempre tengo que pasar la vergüenza de subirla al auto y tener que explicarle que eso está mal, que eso no se hace, que no puede irse sin avisarme, siempre la misma historia, pero yo no me voy a cansar de repetírselo hasta que ella entienda. 
Así que me acicalé y emprolijé y partí  a buscarla, iba bastante tranquilo de todas maneras. Amo a Melisa más que a mí mismo, y no cabría en mi la idea de que jamás vuelva, no la dejaré ir nunca y bajo ningún punto de vista voy a permitir que ella me abandone, la saldré a buscar cuantas veces ella me deje.
En eso  que doblaba una esquina, alcancé a verla, estaba parada esperando, estoy seguro que me debe haber estado esperando todo el día allí. Me detuve. Ella se acercó  con una sonrisa inmunda que me habían dado ganas de sacársela a puñetazos. No quería perder la calma, así que trate de simular sosiego.
Ella se subió como si nada al auto, sosteniendo esa risita incipiente, como queriendo convencerme de algo.

-Melisa ¿Dónde te habías metido? Le pregunté sin muchas expectativas

-Yo no soy Melisa. me dijo intrépida

-Te le pareces demasiado. Le contesté. Encima se hace la pelotuda me dije.

-Mmmm quizás. Pero de mi esta noche seguro que no te vas a olvidar.

Conducimos hasta la casa, ahí me iba a escuchar, no iba a dejar pasar por alto tremendo desplante.
Mientras se desvestía, no se daba la idea que esa noche se quedaría allí conmigo para siempre. Permanecería en mi vida aunque ella no lo quisiera. No toleraría de nuevo el ruidoso silencio que  me deja cada vez que Melisa se va.
Así que la  maté. Sí, la maté. No podrá escaparse otra vez a este amor que tengo hacia ella.
Y se me infla el pecho de orgullo al saber que tengo de nuevo a Melisa, es tan reconfortarle tenerla de vuelta en casa. Si no puedo tener su vida, pues entonces al menos debo tener su muerte. Yo sé que me ama también. La miro  allí, postrada en mi cama, tan delgada, entregada a mi amor, abocada a permanecer para siempre a mi lado.
Eso te pasa por no hacer las cosas bien Melisa, le aclare entre suspiros.
Pero comienza luego a hacer ruido el silencio de nuevo, es tan molesto que ya no lo puedo escuchar, encenderé la radio. Quizás haga algo de comer, pensé. Seguro que cuando vuelva Melisa tendrá hambre. Yo tengo el estómago revuelto, pero a ella le encantará que le prepare una porción de pastel de papa cuando regrese a casa.
Ya es un poco tarde, me percaté al ver la hora, mejor voy a buscarla, si, la voy a ir a buscar. Donde se habrá ido. Toda su ropa está aquí, no debe haberse ido tan lejos. Otra vez lo mismo con esta hija de puta, me indigné, esta noche me va a escuchar. Ya va a ver.