domingo, 19 de febrero de 2012

Darse cuenta



























Recuerdo que cuando lo supe, me incline sobre la orilla de la mesa y comencé a revolear los 

ojos de un lado al otro, como queriendo que algo entrara a mi cabeza.

Me descalcé los aluviones que me ahogaban los talones y no me dejaban avanzar.

Y por unos minutos la asfixia me trituraba la garganta ahogando mis palabras,sin poder respirar, sin nada que decir.

Alguien me había chitados los labios y callado el despertar.

Me tardo unos minutos en enderezar mi espina dorsal que me ha retorcido como un gusano 

en el suelo, ya no puedes hacer de cuenta que no te diste cuenta. y ella esta ahí, y lo sabes,

 y hasta tienes la sensación de escuchar su voz por encima de los hombros

Como no lo supe antes, pensé al desplumarme la oreja de tanta bulla estrepitosa que me 

había dejado con una sordera hipócrita 

Y aún con las pupilas tapadas me ceñí a ver lo que había delante de mi, algo borroso y  

amorfo que iba tomando figura a medida que se descorrían 

y se levantaban increpitas las verdades debajo de las losas agusanadas e incrustadas al 

acostumbramiento pagano y a lo poco honesto de lo que somos. Y ella sigue ahí, y te ves, 

sos vos. La pura verdad.









1 comentario:

  1. Muy buena la descripción de ese momento, cuando nos acomete la verdad, y con ella el reflejo de lo que somos -algo de lo que somos- cuando nos damos cuenta que no podemos ser la palabra que ha salido de nuestra boca,

    Enorme abrazo, me gustó mucho el texto y sobre todo la imagen de descalzarse los aluviones.

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