Cuantos ocasos habian acaecido desde este ultimo atardecer, y cuantas primaveras habian pasado desde las ultimas flores.
Y las memorias olvidadas le pesaban los hombros amarradas de un mechon de pelo, se le iban trepando hasta la cabeza.
Se le adormecia la garganta tan solo pensar que el tiempo le pisaba los talones.
El retrato en su habitacion, estaba algo movida y le retumbaba algo entre las cejas que aun no podia desifrar.
Velo toda esa noche por los agujeros de su alma descocida, tantas palabras desencontradas le habian abofeteado la boca, pero ninguna pudo decirlas.
Asi que tomo un lapiz y un papel y las escribio. . Quizas de este modo alguien podia mirarlas y olerlas. Alguien podia hayarse sumido entre sus palabras abrazadas y contenidas.
Y de este modo continuo escribiendo, pensando para quien encuentre en sus palabras un aliento despavorido arrasador, para quien encontrase entre sus versos elocuentes la humedad de sus noches, y alguien sin importarle quien podria leerle la sublime volatilidad detras de sus palabras vestidas
Si, a veces si, las palabras son viejos trenes para aquellas partes nuestras que ya no pueden volar,
ResponderEliminarY las vías; casi todas las vías guardan la proeza de esperar su estación.
Un abrazo.