miércoles, 11 de enero de 2012

Bailando en tercera persona

Se quedo atrapada en el silencio, la noche estaba palida y languida, sus recuerdos frescos y evidentes.
Ensimismada, se hecho al suelo, y alli reposo. Su cuerpo parecia desplomado y en cada respiracion el piso la transformaba en un bloque de parquet.
Quiero aprender a bailar le  volvi a insistir.
Chito sus labios y me dijo: - Te estoy enseñando.
Ella sigio inclinada en el frio piso, su cabeza sobre su brazo iquierdo. Yo, en un rincon me senté, esperando mi clase de danza. Pasaron unos prolongados y perpetuos  cinco minutos, pense que se habia quedado dormirda, en alguna ilusion, o en algun sonido de  los platillos de blues. No, no estaba dormida, estaba mas despierta que nunca, sus movimientos eran tan definidos que yo estaba convencido de lo que su cintura me sugeria, sus manitas dibujaban el aire y sus piecitos se arrastraban de una punta a la otra.No seas ansioso me dijo. Y sigio corporizando cada ritmo de su corazon. Su cuerpo era infinito, era invencible, invisible y visible a la vez, estaba alli frente a mis ojos, pero tambien estaba en otro lugar, su cuerpo era un pasaporte para montar un viaje hacia lo desconocido y lo conocido no tan conocido, y lo prohibido no tan permitido, su cuerpo eran miles de caminos, era una gran ventana, era un balcon en Casteggio, una rosa colombiana, un cafe de Nicanor, un reloj en Paris, su cuerpo eran perpendiculares y horizontales, era Pitagoras y Magallanes.
Y no supo nunca como parar de bailar, explicando que danzar y bailar eran el mismo verbo pero que tenian distintos sustantivos. 

1 comentario: